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  • Enrique Bonet

Consolar siempre

Actualizado: 28 nov 2020

Cuando estudiaba medicina, los profesores nos repetían constantemente una máxima; una frase que se le atribuye a Claude Bernard, médico francés del XIX, fundador de la medicina experimental. Decía así: Guérir quelquefois, soulager souvent, consoler toujours, (curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre).


El médico sabe que no es omnipotente; no puede curarlo todo, pero siempre puede consolar.

Otro de los principios médicos es primum non nocere (ante todo, no hacer daño). Cuando el médico se propone actuar sobre el paciente, lo primero que se le pide, es que no empeore su situación. Este principio se remonta a Hipócrates.


La Eutanasia para la profesión médica significa poner el norte en el sur y el sur en el norte. Es algo que cambia la esencia de la medicina. Ni curar, ni aliviar, ni consolar; sino ayudar matando.


Es la desnaturalización de la medicina que conserva sus formas: el fonendo, la bata blanca y la elegancia médica, pero que camina en dirección opuesta a su fin. Se convierte entonces un arte macabro y sombrío, en el que el interés del enfermo ya no es lo primero. Mandan otros intereses.


Un señor en bata blanca que entra a tu habitación puede igualmente curarte o ser quien te administrará una inyección letal.


El vídeo que dejo abajo (en inglés), es el resumen de la experiencia belga. Eutanasias de enfermos de depresión sin ni siquiera informar a los familiares; eutanasia de enfermos inconscientes; presiones entre familiares para terminar con un enfermo crónico; presión sobre el propio paciente porque existe la posibilidad de "quitarse de en medio".


Confusión: ¿qué es un enfermo terminal? ¿Cuándo comienza a serlo? ¿Eliminarlo es el trato que merece un ser humano sufriente? Casos -el 40%- a los que se les practica eutanasia sin pasar por la comisión que debe autorizarla; muerte sin ningún control.


Sufrimiento de una enfermera que se arrepiente de haber "ayudado a morir" (matándolos ella misma) a muchos enfermos terminales. Y un enfermo que agradece que la eutanasia no fuera legal cuando la pidió, porque ahora disfruta de la vida y de sus nietos.


Dilema. ¿Queremos convertir la medicina en ésto? ¿Queremos ayudar así? ¿Queremos una sociedad en la que el vulnerable esté en constante peligro de muerte?


Recomiendo verlo, podemos aprender del camino que otros ya han recorrido.




Enrique Bonet















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